
Por José Vidal.
Hijo de ladrón es una novela contemporánea escrita por el autor chileno Manuel Rojas. Esta obra revolución el mundo literario chileno de los años cincuenta debido a su llamativa forma de narrar la historia. La manera de contar los acontecimientos se basa en saltos temporales al pasado del protagonista, éste recuerda los hechos de su infancia para conectarlos con los hechos de su presente y así formar una cadena de acontecimientos. El narrador es Aniceto Hevia quién también es el protagonista de la historia, su padre era español y su madre chilena. Aniceto después de vivir desafortunados hechos debe valerse de sus propias manos para poder sobrevivir. Ya convertido en un adulto nos cuenta los hechos ocurridos en su juventud siendo el único narrador dentro de ésta historia. Lógicamente las anécdotas narradas están formuladas en primera persona para que el lector experimente la sensación de que es a él a quién le hablan.
El título del texto nos define el tema, quién es nuestro protagonista y de donde proviene, es lo suficientemente preciso para introducirnos en la vida del personaje principal y tener una pincelada de lo que le podría ocurrir a lo largo de la historia. Si bien este título no es lo suficiente llamativo para el lector, debido a que más significativo sería leer sobre la vida misma de un criminal, nos deja una pequeña curiosidad por saber cómo se desenvuelve el entorno de alguien relacionado directamente con un fugitivo y también cómo logra afectarle. El prólogo nos cuenta sobre el autor y la manera en que concibió este libro, leerlo ayuda a entender la obra, ya que narra los acontecimientos vividos por el escritor a través de las aventuras de Aniceto.
La organización de los hechos es algo fuera de lo común, por lo cual es también lo más característico. Su estructura nos hace romper el pensamiento sobre la lectura lineal y nos replantea la visión sobre cómo deben ser organizados los textos en la literatura, el concepto de inicio, desarrollo y final queda obsoleto. Está basada en saltos temporales mayoritariamente hacia el pasado de nuestro protagonista, logrando un quiebre en la cronología y contando lo verdaderamente importante. Así como cuando conversamos con alguien conocido, esta lectura produce el mismo efecto, una sensación de cotidianidad dentro de un libro. Muchas veces la lectura lineal cansa y se torna un poco pesada, pero en este caso no es así, ocurre algo totalmente distinto. Por lo mencionado anteriormente “Hijo de ladrón” es una obra considerada maestra, muy recomendable y más aún entretenida ya que los hechos y saltos en el tiempo del protagonista nos mantienen expectantes a lo largo de toda la lectura.
Otros puntos a destacar es que el lenguaje no es difícil de comprender por lo que cualquier lector promedio puede disfrutar completamente de la historia, el tema del texto se divide en los problemas que se tienen que afrontar y las maneras de superarlos, en otras palabras caerse y volverse a levantar. El simbolismo que tiene la obra es fácil de detectar porque ya se hace mención en el prólogo y lo más importante es que el conflicto es resuelto por el personaje de una manera eficaz e interesante.
Para finalizar “Hijo de ladrón” es una novela totalmente recomendable para jóvenes lectores quienes gusten de aventuras no necesariamente fantásticas y recalco que la organización del texto es el toque mágico que envuelve hace una lectura amena
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